jueves, 30 de abril de 2009

TERCER CUENTO DEL DIABLO Y LA LUNA OSCURA: AGLÁOPE



CUENTO ESCRITO POR DIABLO Y LUNA OSCURA



El ritual comenzaba cada noche con el nacimiento de la luna. Las sirenas, dormidas, despertaban de su letargo y danzando en el agua, todas al mismo compás, se dirigían a la superficie donde el cielo y el agua casi se acarician, para recibir el baño de la luz plateada. El baño que les daba la vida y que conseguía hacer brillar sus cuerpos con mil destellos de colores.

A la luna le gustaba contemplarlas. Se emocionaba cada vez que las oía cantar, con sus voces unidas al ritmo de las olas, y en esa unión aparecían las más tristes y hermosas canciones de la noche, que sólo ella podía escuchar.

Y en la tristeza de sus voces, la luna pensaba en el destino impuesto a las sirenas.

Sirenas, cuyo nombre viene del griego Seirến que significa “encadenado”…Y no es extraño que las denominasen de esta manera tras oír y observar alguno de estos ritos. Y así es como surge el mito por el que Ulises, a sabiendas, se ató al más alto mástil de su navío para embriagarse al escucharlas.

En esas noches de plenilunio, en las que el mar es llano como un espejo, la brisa transporta junto con el rumor de las olas melancólicos susurros. “Navega hacia mí, navega hacia mí y déjate envolver…Estoy aquí, estoy aquí…Mi abrazo te espera”. (*)

Ningún hombre de mar podía resistirse a su embrujo. Al escuchar, o incluso tan solo intuir, la polifonía de sus gargantas los marineros salían a la cubierta del barco donde, iluminadas por la blanca luz con que las envuelve su astro madre, se apreciaban las desnudas siluetas recortadas sobre los peñascos cercanos al acantilado.

Puedes ver como se engalanan para la ceremonia, trenzando sus larguísimos y sedosos cabellos con algas y adornándolos con corales y conchas. Se colocan en círculo para, de esta manera, poder rodear el reflejo de la luna mientras bailaban al son de las caracolas.




Y viendo ese baile, a veces, la luna también recordaba como antes de ese destino, hubo un tiempo en el que la magia y los sueños formaban parte de la vida, y en el que las sirenas y los hombres habían convivido en el mismo mundo, y recordó la historia de Agláope, la más hermosa de las sirenas y aquella cuya voz melodiosa hacía que hasta el tiempo se detuviera para poder escucharla.

Fue la época en la que los dioses, intentando regir un equilibrio, y por su propio egoísmo, establecieron una norma, ninguna sirena amaría a un hombre, ni ningún hombre amaría a una sirena. Y así convivieron en armonía, hasta que Agláope les desafió.

Entonces, las sirenas cantaban de noche para los hombres y era Agláope quién creaba las canciones. Si durante el día los había visto contentos componía alegres canciones para endulzar el camino al sueño. Si, por el contrario, los veía tristes y preocupados componía suaves melodías para lograr su sosiego.

Una noche, pensando que todos los hombres dormían, y acabados los cantos, la sirena abandonó a sus compañeras y se dirigió a su roca. En esa soledad que le proporcionaba la noche y que respetaba la luna, Agláope daba rienda suelta a sus sentidos, pues en su interior sentía que había un deseo oculto.

Pero esa noche, Agláope no se dio cuenta de que alguien más estaba bajo la luna.


En la orilla un pescador se encontraba recogiendo los aperos de su trabajo. El mar calmo iba y venía con las olas acariciando la orilla. Y con cada avance y retroceso la espuma rozaba los pies del hombre, como una caricia…una y otra vez…una y otra vez. Algo hizo que él mirase hacia el horizonte. Ese algo hizo que dejara las redes que recogía y arrastrase nuevamente su barca hacia el interior de las aguas.

Remó dirigiéndose hacia una gran roca que se encontraba a la izquierda de la bahía. Según se iba acercando distinguía mejor una hermosa forma femenina que atusaba sus cabellos con un peine de plata, lo que no dejaba de sorprenderle. ¿Qué hacía tan hermosa doncella acicalándose en tan recóndito lugar?. Sin emitir ruido alguno, consiguió arribar al minúsculo islote, desembarcando por la parte opuesta a la que se encontraba la hija del mar. En ese instante ella se percató de la presencia, pero continuó con su tarea como si nada. Mientras tanto Manuel –que así se llamaba el pescador- fue acercándose lentamente por su espalda. Su dorso se encontraba desnudo, con los cabellos echados por el hombro hacia delante. Su aspecto era pálido, tal vez acentuado por la iluminación. Mientras Manuel se aproximaba ella vigilaba sus movimientos a través del espejo en el que se estaba mirando. Sin volverse pregunto:

-¿Donde vas humano? ¿Qué se te ofrece en este solitario lugar?

Y él…no supo que contestar. Porque había llegado a una distancia en la que, aparte de la perfección del torso de la doncella, había apreciado una extraña forma en los miembros inferiores de la misma. Pese a que la sirena, en otra ocasión hubiera saltado a su acuoso hogar, permaneció recostada en el promontorio. Pese a que Manuel, en otra ocasión hubiera salido corriendo ante la visión de la extraña cola, permaneció extasiado ante la visión de la muchacha.

-Siento que te conozco…No se como, no se porque-Dijo Manuel

-Veo lo que sientes por mi…lloraste conmigo

La sirena no pudo más que girarse hacia él y mirarle a los ojos, azules, como su océano. Y perdida en ellos, descubrió que era cierto lo que él decía, que estaban unidos quizás desde antes de la vida, y logró percibir que algo se calmaba en su interior, y, en vez de llorar con su alma, sonrió a Manuel.

Y éste, al ver su sonrisa se sintió más desnudo que ella y se sentó sobre la roca a su lado, y juntos contemplaron el mar iluminado por una luna que esa noche brillaba extraordinariamente y que se convirtió en su cómplice.

En esa calma, junto a Manuel, Agláope comenzo a cantar. Era la melodía que siempre había llevado dentro, y el marinero se adentró en esa voz que le arrastraba a la deriva de un deseo imposible de satisfacer y al siempre amor por ella, por la sirena que le cantaba a él, que se entregaba en cada nota que salía de su boca.

La noche se lleno de amor y deseo, despertando a los Dioses que, al contemplar la escena , se enfurecieron contra Aglaópe y apartando la luna, aparecieron dispuestos a acabar con ella, arrebatandole la vida a Manuel entre sus brazos.

Varios marineros que salieron a pescar al día siguiente pudieron contemplar como Manuel se hallaba muerto entre los brazos, y pensando que ella lo había matado , rápidamente divulgaron la noticia: las sirenas eran monstruos.

Y éstas, tuvieron que adentrarse mar adentro, castigadas por el odio de los hombres y de los dioses.

Pero Agláope permaneció en la roca, llorando sobre el cuerpo inerte, y la sal de sus lágrimas se extendió por toda la bahía. Tanto lloró que aquella zona se saturó de salitre, falleciendo toda la fauna y flora acuática del lugar. Las rocas, salpicadas por las olas, crearon una costra blanca y brillante. Agláope permaneció tanto tiempo inmóvil que igualmente se fue cubriendo de pequeños cristalitos hasta quedar como una estatua...Al pasar por la muerta bahía se divisan sus niveas figuras brillando bajo el sol o a la luz de la luna...

8 comentarios:

ana dijo...

Y ya vamos por el tercero.

Desde luegooooo, a ver el cuarto de que trata ja ja ja ja ja ja ja.

Como siempre, mi niño es un placer escribir contigo, y lo sabes.

Aunque seas un diabloooooo.

Un besitoooo muy fuerteeeee.

Alex dijo...

Os ha quedado muy bien! a por el siguiente!

Que conste que sigo con la duda del emparedado...

YAIZA dijo...

Enhorabuena a los dos, por este precioso cuento, que engancha de principio a fin.

Un besito a los dos.

Anónimo dijo...

Ayyyy...¡pero qué bonito!

Ya sabéis que os quiero un montón...pero es que me habeis dejado...sin palabras y con el rimel fuera de sitio.

Mil besicos guapetones...(y cuando me reponga del llorico, vuelvo).

Anónimo dijo...

¡qué vuelvo!Jooo, si antes pongo en el último punto del meme, la sorpresa del día... antes me la dais jajaja...

Sois geniales, más besicos... que sepais que ya me he guardado el cuento.

estoy_viva dijo...

Felicidades porque este cuento os quedo fenomenal, desde la primera frase hasta la ultima es una obra maestra.
Con cariño
Mari

CG: "Calavera y diablito" dijo...

ALO!!!...Compinche!!!!...Me encanta como van quedando estos "pequeños retos", así que confirmo lo del placer...Un besazo

Alex, ya tenemos el siguiente e marcha (esto es un vicio!!!)...Al emparedado...TU DALE VUELTAS!!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAA

Gracias Yaiza, me alegra un montón verte de nuevo por aquí!!!

Silvirenaaaaaa!!!! JAJAJAJAJAJAJAJA...Ha sido un placer hacer un cuento para ti!!!! Y niña...no llores mucho...a ver si te vas a convertir en estatua!!!!!...JAJAJAJAJAAJAJAJAJAJA

Mari, también gracias a ti por pasarte por mi casa...

Besos, besitos, besazos, bicos, besicos...jajajajajjaa

Inés dijo...

SOIS UNOS ARTISTAS!!!!!!!!!!!!

muchas más historias... y mucho más bonitas (si cabe)... muxu handi-handiak!!!... pero para my kinder con mucha sandía!!!