lunes, 22 de marzo de 2010

COMPAÑÍA NOCTURNA


Antiguamente se pensaba que las imágenes fotográficas atrapaban el alma. Tal vez porque se consigue atrapar el instante y queda apresado en una pequeña lámina de papel.hoy en día es algo habitual, cualquiera tiene una pequeña cámara de fotos o mismamente desde un teléfono móvil.

Siempre el hombre ha tenido el anhelo de perdurar en el tiempo. De alguna forma ha necesitado plasmar su paso por este mundo, desde monumentos colosales hasta una simple partida de nacimiento o bautismo..."En la villa de Talarrubias, a las once de la mañana del día primero de Diciembre de mil ochocientos setenta y ocho, ante D. Eugenio Zerezo Díaz...", "En cinco días del mes de abril de este año de mil setecientos sesenta y dos yo, Manuel del Corte....", "...hija de D. Jacinto Gómez Azores y de Dña. Josefa Azores Jiménez..."

Olvidarse de las raíces de uno es, tal vez, perder una fuente para la perspectiva de futuro. Me siento entre legajos, apuntes e imágenes en amplia gama de tonos sepia. Ramas que crecen y se enredan alrededor de mi puerta y de mi alma. Leo, releo y vuelvo a leer. Observo trozos de espíritus en tonos blancos, negros y grises, manoseados y desgastados. Rescatados del olvido se acercan a mi vera...en la oscuridad, como pequeñas esferas luminiscentes, como fuegos fatuos azulados que van y vienen por la habitación...sentándose brevemente a mi lado, me cuentan pequeñas historias de alegrías y tristezas, de días de paz y tiempos de guerra, de siembras, de cosechas, de pasos de estaciones y transumancias, de esfuerzos, de emigraciones. Al alba, despacio y sin rozar el suelo, de desvanecen como el vaho que se eleva hacia las nubes. En la puerta el árbol muestra los frutos de la vida y de la muerte



sábado, 13 de marzo de 2010

LA DESTRUCCIÓN


El demonio se agita a mi lado sin cesar;
flota a mi alrededor cual aire impalpable;
lo respiro, siento como quema mi pulmón
y lo llena de un deseo eterno y culpable.

A veces toma, conocedor de mi amor al arte,
la forma de la más seductora mujer,
y bajo especiales pretextos hipócritas
acostumbra mi gusto a nefandos placeres.

Así me conduce, lejos de la mirada de Dios,
jadeante y destrozado de fatiga, al centro
de las llanuras del hastío, profundas y desiertas,

y lanza a mis ojos, llenos de confusión,
sucias vestiduras, heridas abiertas,
¡y el aderezo sangriento de la destrucción!

Charles Baudelaire "Las flores del mal"