domingo, 28 de febrero de 2010
1, 2, 3, 4...
Despierto luchando contra la pesadilla. Cada vez es más difícil hacerlo.
1, 2, 3, 4…
Trato de controlar la respiración acelerada, de no pensar… pero dentro de mi cabeza sigo escuchando esa risa macabra burlándose de mí.
NO ESTOY LOCO. LO SE.
El sudor de mi cuerpo comienza a enfriarse. Hoy huele a putrefacción, y su viscosidad cubre casi todo mi cuerpo.
Consigo abrir los ojos. La habitación está llena de oscuridad sólo quebrada por pequeños hilos de luz que se cuelan a través de las rendijas de la persiana.
Sigo uno con la mirada perdida hasta que se refleja en un objeto, un pequeño crucifijo sobre la mesilla de noche.
1, 2, 3, 4…
Respiro profundamente.
Sé que estoy en mi dormitorio, sin embargo no recuerdo haberlo comprado. Bueno, quizás cuando esté más calmado lo recuerde.
La risa se escucha cada vez más lejana. Si no fuera por ella el edificio se encontraría en un absoluto silencio.
Comienzo a temblar, trato de buscar la colcha a los pies de la cama, pero al moverme un dolor punzante recorre todo mi cuerpo como si estuviera cubierto de heridas.
1, 2, 3, 4…
Sigo respirando.
Al final consigo atrapar un pedazo de la tela entre mis dedos doloridos, y haciendo un esfuerzo consigo cubrirme.
Pasan algunos minutos, y el frío es cada vez más intenso.
Entonces pienso que lo mejor sería darme una ducha para entrar en calor y desprenderme de este repugnante olor.
Tras unos angustiosos intentos me pongo en pie. Mis piernas apenas me sujetan, parece que hubiera estado días sin andar. Me tambaleo, golpeándome contra la pared una y otra vez hasta que llego al cuarto de baño.
Enciendo la luz y trato de apoyarme en el lavabo.De repente un grito desgarrador se escapa de mi garganta al contemplar mi imagen en el espejo.
Pánico.
1, 2, 3, 4…
Respira.
Estoy cubierto de sangre. Han arrancado casi toda mi piel.
Cierro los ojos, pienso que aún no me he despertado, que todo lo que me está sucediendo forma parte de la misma pesadilla. Pero al abrirlos mi imagen permanece igual que un segundo antes.
Contemplo mis manos y me horrorizo al descubrir entre mis uñas ensangrentadas restos de mi propia piel.
Grito aún con más fuerza y en el espejo aparece otra imagen, un espectro que comienza a reir mientras araña mi carne y se esconde entre mis entrañas.
Tengo que sacarlo de ahí.
1, 2, 3, 4…
NO ESTOY LOCO. LO SÉ.
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3 comentarios:
Noooo... no está usted loco, quizás sólo esté dentro de un ataud!!! jajaja...intentando salir!
Un besazo desde el abismo!
Que sepas que me has puesto la carne de gallina!, buenísimo tu relato!!
Y muy buena también la imaginación de Abismo ;)
Besets CG!
Uyyyy, la verdad cualquiera de las dos opciones.... es superinquietante... un relato muy decimonónico, sip!
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