El apartamento es pequeño, apenas 40 m2 de superficie casi perfectamente cuadrangular. Según se entra, a la derecha una pequeña cocina y de frente un minúsculo pasillo que, tras recorrer sus dos metros, da al saloncito. Tiene el aspecto de haber estado ocupado hasta hace apenas un rato pero la sensación que recorre la espina dorsal es de estar completamente desangelado. Desde la entrada destacaba el perfil de un sofá de tres plazas con un tono burdeos y, a su lado una pequeña mesita donde luce un recipiente, parecido a una bandejita, lleno de rosas muertas. En la esquina de la misma mesa dos pequeños portaretratos sin ninguna foto dándole funcionalidad. La ventana cubierta por un fino estore rojo medio subido, inundaba todo de una clara penumbra.
En el oído repiquetea un goteo.... plin... plin... plin... plin... plin... plin... plin... plin...plin. Cuando llevas unos minutos escuchándolo resulta verdaderamente exasperante. En el cuarto de baño no hay ni descuido ni avería que pueda producirlo. Si se para uno a intentar localizar su procedencia, más parece que el sonido esta dentro de la misma cabeza. Tanto llega a obsesionar, que llega un momento en el que se percibe como los ecos lejanos que se trasladan bajo el agua... PLOOooonnnnnn ................................ PLOOooonnnnnn ................................ PLOOooonnnnnn.
Abriendo unas puertas corredizas se accede a la habitación...y ahí está, en una esquina del techo, como una gota de tinta negra caída sobre una seda...intentando extenderse y conquistar la superficie en la que se encuentra. Extendiéndose como la brea en densos y viscosos hilos que se dejan arrastrar por la fuerza de la gravedad. De la misma manera que se desparrama esa especie de fluido, lo hace el hedor, apoderándose de la atmósfera cargada y casi asfixiante. Un ambiente húmedo, cerrado, sofocante...claustrofóbico. La mancha avanza en ramificaciones, confluyen, divergen, se entrelazan y separan, como raíces buscando la oscuridad, estrangulando la luz, intentado abarcarlo todo, como tentáculos forzándose para llegar a la entrada... Pútrida, nauseabunda, hedionda, mugrienta e inmunda. Avanzaba reptando intentando rebasar el umbral entre babosos chasquidos...
Cuando alguien muere preso de una profunda ira y tristeza, el rencor que en él anida se concentra en los lugares que frecuentaba estando vivo y obra su maleficio en aquellos que los visitan, renovándose de este modo....
Ju-on (La maldición)
miércoles, 6 de enero de 2010
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3 comentarios:
Y aún sin estar muertos... también creamos nuestra propia atmósfera alrededor...
Aishh...Poe hubiese visto así la habitación también, seguro!
Besicos
¿Pero tú quieres que me muera de miedo cada vez que entre al guaaaaaaaaaaa????????
Viscosos hilos que se dejan arrastrar... que se desparrama esa especie de fluido... Un ambiente húmedo, cerrado... La mancha avanza... como tentáculos forzándose para llegar a la entrada... intentando rebasar el umbral entre babosos chasquidos... (Y encima una foto de una cama, antes y después).
Está claro, más que de una maldición, el relato se refiere a una follada en toda regla.
Vas camino de entrar en la polla en verso, como Yoko/Hadita ya cayeron!
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