martes, 7 de julio de 2009

LA BRISA ENTRE LAS RAMAS


Su pecho albergaba una semilla, dura por fuera y llena de cicatrices pero henchida de sentimientos. La sacó, envolviéndola en gasas y tules, para guardarla en un pequeño cofre tallado a base de experiencias. Cavó un hoyo en el suelo, en el pequeño claro del bosque y lo enterró ofrendándoselo a la Madre Tierra, que lo acogió con agrado. Los cuidados de esta, sumado a las lluvias y el cálido sol hicieron que, tímidamente, comenzara a emerger un pequeño tallo. Y el pequeño tallo creció tan fuerte que sus raíces se clavaron en la tierra resquebrajando las rocas y terruños buscando el líquido vital. Y sus ramas se alzaron hasta conseguir tocar las nubes que surcaban el cielo azul. Sus hojas esmeralda se cubrieron de flores de anaranjados tonos y dulces aromas. Y desde cualquier lugar de la arboleda, si se miraba hacia el firmamento, se veía la copa meciéndose con la brisa. Una brisa que, al pasar jugueteando entre sus hojas, susurra bendiciones y alabanzas.


5 comentarios:

Arwen dijo...

Me gusto mucho Diablo...un arbol que nacio de una semilla que estaba lleno de sus sentimientos y anhelos, lo has descrito de una manera maravillosa...besitosss con cariño

ana dijo...

Qué versión de un temazo. No la conocía. Me ha gustado muchisimo. Y de esa semilla negra, brotó un árbol.

Dime dónde puedo ir a verlo.

Un besitooooooooooooooo Diabloooooo.

Alex dijo...

Precioso relato corto.

El Ángel Nocturno dijo...

Las semillas por muchas cicatrices que contengan, si se les cuida con mucho cariño y de forma especial, siempre florecen. Un besazo grande, bonicooo!!! Te eché de menos este finde para que nos ayudaras con la Mahou! jajajajajaj!!

H2O dijo...

Precioso relato, gracias y Besets!